Las vitaminas consiguen una completa transformación en la piel.
Protegen frente a daños medioambientales, consiguen minimizar líneas y arrugas, aportan luminosidad y uniformidad a la tez. Además, consiguen mejorar la textura de piel y poro, aumentan la producción de colágeno, hidratan y revitalizan.
Las vitaminas poseen una importante función antioxidante.
Pero debéis tener en cuenta que hay dos factores determinantes en un cosmético que contenga vitaminas, más en concreto, la VITAMINA C, el superingredidente.
Uno de estos factores es la estabilización y encapsulado de vitamina C, es decir, la fórmula ha de garantizar que esta vitamina llega a la piel y cumple su función en óptimas condiciones, ya que es una molécula inestable.
El segundo factor, pero no menos importante, es la combinación y sinergia de la Vitamina C con el resto de ingredientes de la composición. Tal es su importancia, que podemos conseguir multiplicar su potencial, o por el contrario, hacer que pierda su efectividad.
Recordad estas dos premisas al adquirir un producto con vitamina C, y no olvidéis la protección solar en la rutina diurna.